Llegó a nuestras vidas un 25 de febrero del 2017.
El pequeño Kaan, es una mezcla de un Buda y un mongol, con sus ojos razgados (por ahora) y una serenidad pasmosa (espero por siempre) es muy dificil de explicar.
Es una lluvia de afecto, cariño, amor, tan cercano en su nacimiento a Luk y tan distinto. Dificil de decifrar, una inteligencia muy emocional, y vaya si la aprovecha.
Bajo esa serenidad y calma, se percibe una personalidad y un caracter claro y marcado, definido. Es un sol que brilla por si mismo y que se ha abierto su espacio como pudo. Cosa para nada fácil especialmente a partir de la presencia de su amado hermano.